sábado, 17 de marzo de 2012

Aquí les lejo un cuento para que hagan sus reflexiones en la mañana de sábado: 

LAS RANITAS EN LA CREMA
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema.
Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar
mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio las
dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era
inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron
que cada vez era mas difícil salir a la superficie a respirar
Una de ellas dijo en voz alta:
- No puedo más. Es imposible salir de aquí, esta sustancia no es para
nadar. Ya que voy a morir no veo por qué prolongar este dolor. No
entiendo qué sentido tiene morir agotada por un dolor estéril.
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió en el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente, se dijo:
- ¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin
embargo ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último
aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar
un solo centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto… de tanto patalear y agitar, agitar y patalear … la crema se
transformó en manteca.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del pote.
Desde allí solo le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa.

AUTORA: SANDRA F. DE MUNK

Ayer hablábamos en clase de cual era el papel del mediador en la gestión del regreso al país de origen. Se comentaba que cuando una persona ya tiró la toalla lo que menos quiere es entrar en un proceso de mediación. En mi opición nunca es tarde para recoger esa toalla, puede que únicamente se te resbalara y creyeras haberla perdido, no crees? Tal vez si la ranita que se rindió hubiera tenido el apoyo de un mediador/a hubiera cambiado algo? a veces estamos tan sumergido en la negación que no somos capaces de ver que la solución está junto frente a nosotros, que sólo tenemos que despejar nuestra mente, creer en nosotros mismo y valorar todas las alternativas.
Sigueron mis reflexiones sobre la la intervención de la mediación en este tipo de procesos, y bueno, además de ser un punto de ayuda a la no "rendición" el mediador juega un papel importante tanto antes como despues de que se empiece a tramitar la solicitud de regreso:
El Mediador Intercultural entra en juego en las tres etapas, en la primera de ellas haciendo una labor preventiva e intentando evitar que finalmente se recurra al retorno ( recordemos que aunque se acuda de forma voluntaria puede no ser lo que esa persona realmente desea). En la segunda de las etapas la labor del mediador se ceñirá a cuestiones como el acompañamiento, la interpretación o traducción en los casos en que fuera necesario.Dependerá de cuales sean las razones que suscitan ese regreso, si son únicamente económicas o si se debe por ejemplo a que se está viviendo una situación de marginalidad o de falta de integración  social, donde el papel del MI sería clase, pudiendo evitar incluso el regreso.
El MI también tendrá un papel clave en el supuesto de que el regreso de deniegue, en cuando a la mejora de integración de esa persona en la sociedad. 
Entonces, ¿Debe intervenir un mediado/a intercultural en la gestión del retorno?

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